Tuesday, December 18, 2007
251 - “Me llamo John Ford. Hago películas del Oeste”.
Peter Bogdanovich en su biografía de John Ford, pp. 23-24:
En los años cincuenta era yo el presidente de la Liga de Directores, dice Joseph L. Mankiewicz, durante la era de McCarthy, y un sector de la Liga, encabezado por De Mille, trató de hacer obligatorio que todos los miembros firmaran un juramento de lealtad. Cuando empezó la historia yo estaba en Europa, pero en cuanto me lo comunicaron les dije que, como presidente, estaba completamente en contra de esas cosas.
Bueno, pues muy pronto empezaron a salir noticias sobre mí en las columnas de chismorreo.
En los años cincuenta era yo el presidente de la Liga de Directores, dice Joseph L. Mankiewicz, durante la era de McCarthy, y un sector de la Liga, encabezado por De Mille, trató de hacer obligatorio que todos los miembros firmaran un juramento de lealtad. Cuando empezó la historia yo estaba en Europa, pero en cuanto me lo comunicaron les dije que, como presidente, estaba completamente en contra de esas cosas.
Bueno, pues muy pronto empezaron a salir noticias sobre mí en las columnas de chismorreo.
-¿No es una pena lo de Joe Mankiewicz? No sabíamos que era un rojillo.
Ya sabe que en aquella época una insinuación valía tanto como un dato probado.
Empecé a darme cuenta de que me estaba jugando la carrera.
Convocaron a una reunión de toda la Liga y vine en avión para estar presente. Asistieron todos los miembros. Fue algo terrible: el grupo de De Mille pronunció cuatro discursos, la cosa duró cuatro horas.
Me preguntaba yo, y sabía que bastantes más se lo estaban preguntando, lo que opinaría John Ford. Era algo así como el Gran Padre Blanco de la Liga y podía influir sobre la gente. Pero estaba allí sentado sin decir nada, junto al pasillo, con su vieja gorra de béisbol y sus zapatillas.
Luego, cuando De Mille dio su gran discurso, hubo un momento de silencio, y Ford levantó la mano. Teníamos un taquígrafo de los tribunales para que lo anotara todo, y todo el mundo tenía que identificarse para que quedara constancia. De modo que Ford se levantó:
-Me llamo John Ford –dijo. Hago películas del Oeste.
Hizo un elogio de las películas de De Mille y de De Mille como director: “No creo que haya nadie en esta sala que sepa mejor lo que quiere el público estadounidense que Cecil B. De Mille, y desde luego sabe darle lo que quiere”.
Luego miró directamente a De Mille, que estaba sentado frente a él: “Pero no me gustas C.B. y no me gusta lo que has estado diciendo aquí hoy. Propongo que demos a Joe un voto de confianza y luego nos vayamos a casa a dormir un poco”. Y eso fue lo que hicieron.