Monday, December 04, 2006

 

16 - El hombre que iba al sacrificio

Ángel Mª García Dorronsoro cuenta en su libro “Tiempo para creer”, p. 41:



Uno de los malentendidos, quizá relativamente frecuentes respecto a la religión, es el de suponer que es triste o, por lo menos, que es un deber ingrato.

Recuerdo que me decía un amigo –hace ya muchos años-, que él había creído, hasta muy poco antes de terminar el bachillerato, que al Santo Sacrificio de la Misa se le llamaba así por el sacrificio que hacía falta para ir a Misa. Cuando alguien le preguntaba:

-¿A dónde vas?

Él decía muy ufano con aire de hombre enérgico y duro:

-Al Santo Sacrificio.

Este malentendido es muy grave, porque puede llevar al hombre a una desorientación que le tenga marginado del verdadero espíritu de Dios. Afortunadamente, este amigo descubrió que el Sacrificio de la Misa es el sacrificio del Amor. Y tiene costumbre de ir cada mañana a Misa para alimentarse de fuerza, de alegría, de felicidad para el resto del día. Y es que el espíritu de Dios auténtico es un espíritu de gozo, es un espíritu de felicidad, un espíritu de optimismo.






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