Sunday, December 31, 2006

 

32 - La soledad y la compañía de un despertador

En la novela de Bernardo Atxaga, "Obabakoak", p. 140, se habla del viudo Onofre, de carácter solitario, que vive muy descuidado y con un hijo muy extraño.





La soledad en que vivía era atroz, y no llegué a darme cuenta del todo hasta que en una ocasión le pedí un despertador.

-Mañana por la mañana tengo que ir a la ciudad, y por eso te lo pido -le comenté.

-Pero, ¿cómo? ¿No tienes despertador? -Me miró atónito, como si no diera crédito a lo que estaba oyendo.

Le respondí que no. Que de verdad no tenía despertador.

Entró en su casa pensativo, para volver enseguida con un aparato grande y de color plateado. Poniéndomelo en la mano, me dijo emocionado:

-¡Amigo, cómprate un despertador! ¿No ves que hace mucha compañía?

Sentí un escalofrío. Acababa de escuchar, y de labios de quien menos lo hubiera esperado, una definición exacta de la soledad. ¿Qué era la soledad? Pues una situación en la que hasta el tic tac de un reloj se convierte en compañía.

Me vinieron a la memoria las tabernas. ¡Cuántas vidas han salvado!, dije para mis adentros.







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