Friday, February 16, 2007
44 - Su fe en el Dios Uno y Trino
De la historia de Santa Cecilia:
Las catacumbas de San Calixto se encuentran a la salida de Roma por la vía Apia. Allí recibió sepultura la joven mártir Cecilia, cuya memoria fue muy venerada desde el momento de su muerte. Perteneciente a una familia patricia, Cecilia se convierte al cristianismo en su juventud. Se casa con Valeriano, a quien también acerca a la fe, y los dos deciden vivir virginalmente.
Poco después. Valeriano –que se ocupaba de recoger y sepultar los restos de los mártires- es descubierto y decapitado.
Cecilia también es delatada ante las autoridades. Intentan asfixiarla en las calderas de su casa y, tras salir ilesa, es condenada a muerte por decapitación. La ley romana contemplaba que el verdugo podía dar tres golpes con la espada. Cecilia los recibe, pero no muere inmediatamente. Tendida en el suelo, antes de exhalar el último suspiro, tuvo fuerzas para extender tres dedos de la mano derecha y uno de la izquierda, testimoniando hasta el final de su vida su fe en el Dios Uno y Trino.
Cuando siglos más tarde, en 1599, se inspeccionaron sus reliquias, el cuerpo incorrupto de Santa Cecilia se encontraba aún en esa posición. Maderno la inmortalizó en una escultura que hoy se encuentra en la iglesia de Santa Cecilia en el Transtevere –su antigua casa, donde reposan desde el siglo IX los restos de la santa, y de la que hay una copia en las Catacumbas de San Calixto, en el lugar donde fue inicialmente sepultada.