Friday, May 11, 2007
111 - El ángel del castillo de Castel Santángelo
Ramón Conde Obregón cuenta en su libro “Las murallas de Roma”, p. 197 sobre el pontificado de San Gregorio I el Grande, o Magno:
Era un noble que fue llevado al solio de San Pedro mientras Italia era saqueada y violada salvajemente por los longobardos, mucho más feroces que los godos, y Roma temblaba ante su amenaza y el terrible flagelo de una peste que había aniquilado a más de la tercera parte de su población.
La ciudad se hallaba, como nunca antes en su historia, reducida al polvo, humillada y hambrienta. Gregorio pactó con los longobardos y, a cambio de un rescate anual pagado de su bolsillo, consiguió que respetasen la Urbe.
Pero para alejar la maldición de la peste tenía que pactar con el Todopoderoso, por lo que organizó una procesión solemne de todos los habitantes de la ciudad que, saliendo de las iglesias de sus respectivas parroquias, se dirigieron hacia la tumba de San Pedro invocando clemencia.
Cuando los penitentes avanzaban lentamente hacia el puente que cruza el río frente al Mausoleo de Adriano, y mientras muchos de ellos caían muertos por las calles, San Gregorio y los que le seguían vieron la imagen del arcángel San Miguel que enfundaba la espada sangrienta encima del Castillo. Fue la señal que clero y pueblo interpretaron como la decisión del Todopoderoso de poner fin a la peste, y este episodio dio un nuevo nombre a la tumba imperial, llamada a partir de entonces Castel Santángelo, mejor dijo, en castellano Castillo del Ángel Santo. Sobre su cima ha campeado durante siglos la imagen de un ángel de bronce que enfunda la espada y hace referencia a este episodio.