Thursday, May 24, 2007

 

122 - Y yo también, si fuera Parmenión, pero yo soy Alejandro


Hoplitas



Mary Renault cuenta en su libro sobre Alejandro Magno, en la pág. 116:





Durante el sitio (de Tiro), recibió otra embajada de Darío, que no sólo le ofreció la considerable suma de 10.000 talentos a cambio de su familia, sino las condiciones de paz: toda Asia Menor al oeste del Éufrates, una alianza y la mano de su hija.

Éste fue el motivo del célebre diálogo con Parmenión: “Si yo fuera Alejandro, aceptaría tantas ventajas antes de exponerme a nuevos peligros”. El rey macedonio respondió: “Y yo también, si fuera Parmenión, pero yo soy Alejandro”.

Replicó a Darío que no necesitaba dinero ni que le ofrecieran la mitad de la tierra, que ya la tenía, en lugar de su totalidad. Si se lo proponía, se casaría con la hija de Darío con o sin su consentimiento, y si buscaba una alianza, que se presentase y la solicitara. Alejandro dejó que Darío tomara las medidas que su respuesta le sugiriera y marchó hacia Egipto.

Como Wilcken ha puesto de relieve en una análisis magistral, ese momento de decisión por parte de Alejandro es una de las grandes pruebas históricas de que los individuos, más que las fuerzas económicas, pueden cambiar los destinos de la humanidad. Se hubiese hecho caso de Parmenión, la civilización griega habría quedado más firmemente establecida en Asia Menor, pero jamás habría llegado a Oriente; en Persia el equilibrio de poder habría mantenido su precariedad y era posible que, en el futuro, el surgimiento de un monarca más fuerte invirtiera la derrota de Jerjes.









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