Sunday, May 27, 2007

 

124 - Tienes las manos manchadas de sangre

Ernst Vierbuchen cuenta en su libro "Das beste Medizin", pág. 27 la siguiente anécdota:




En la Cuaresma de año 390. Milán era la capital del Imperio romano, el obispo San Ambrosio y el emperador Teodosio. En Salónica reprimió el emperador un levantamiento. Cuando esto sucedió llevaron a la población de la ciudad y la acuchillaron en el anfiteatro. En todo el Imperio se vio claro que había sido un acto de venganza y que no había sido un castigo proporcionado a lo que habían hecho.

Al poco tiempo, cuando el emperador y su séquito se dirigían a la iglesia para el comienzo de la Cuaresma, le salió al paso el obispo de la ciudad, San Ambrosio y le prohibió la entrada.

-No puedes entrar en la casa de Dios, no puedes estar delante de su altar, tienes las manos manchadas de sangre. Vestido de saco y ceniza debes permanecer delante de la iglesia y allí pedir la limosna de la oración de la gente.

El emperador se arrodilló y se puso todos los días -laborables y los festivos- como un mendigo en el atrio de la iglesia, pidiendo a los que entraban la limosna de su oración (para que Dios le perdonara sus pecados). Hizo penitencia en saco y ceniza” .

Este emperador romano reconoció sus pecados con sencillez y humildad, y para esto no es un obstáculo el que sea el emperador del Imperio romano.









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