Sunday, June 24, 2007
134 - Sólo se arrodillaba para rezar
Lord Horatio Nelson
George S. Parsons recuerda en su libro "Al servicio de Nelson. Un relato dramático de la guerra en el mar (1795-1810)", p. 270-271, la anécdota que protagonizó Tom Allen, el asistente de Lord Nelson:
El rey de Nápoles de aquel entonces fue a recibir al navío de su majestad Foudroyant, en su propia bahía de Nápoles, (...).
Pues bien, al descender de su propia fragata y poner pie en nuestro alcázar, lord Nelson, acompañado por los oficiales de diecisiete navíos de línea ingleses, se reunieron en uniforme de gala para recibirlo. Nosotros también estábamos hasta la regala de embajadores, embajadoras, generales, príncipes y potentados. El rey era un hombre de buen aspecto, de mediana edad y aspecto saludable, que con suma amabilidad tendió la mano para que la besara quienquiera que considerase un honor costumbre tan absurda.
Entre ellos nuestro valioso Tom Allen recibió la mano acompañada por el saludo poco inglés en su formulación, de ¿Cómo está, cheñor Allen?, dicho en una jerga derivada del italiano y el inglés.
El cheñor Allen, tal y como el rey le había llamado, dio un apretón de manos al rey a la manera de Norfolk, apretón que me pareció suficiente para dislocar la mano del hombro de cualquiera. El rey no lo encajó con demasiado placer, sobre todo cuando Tom Allen acompañó el saludo con las siguientes palabras:
-Espero que se encuentre bien, señor rey. ¿Cómo está, señor rey? -Este saludo al estilo de Norfolk provocó cierto desconcierto entre el rey y sus cortesanos, rabia en lord Nelson y risa en lady Hamilton y su bella coterie, quien, al acercarse al honesto Tom, intentó persuadirlo para que se arrodillara y pidiera permiso para besar la mano de su majestad.
Más Tom replicó malhumorado que jamás, bajo ningún concepto, hincaba la rodilla en tierra de no ser para rezar, cosa que por otra parte sucedía rara vez.