Sunday, July 01, 2007

 

140 - Sencillamente, se ignora a sí mismo

José Luis Olaizola en su libro “Un escritor en busca de Dios”, p. 199, hablando con Joaquín Navarro-Valls, el portavoz del Vaticano sobre los viajes del Papa Juan Pablo II:



Deberían ser agotadores (los viajes): para los demás lo son, acabábamos muertos. En cambio, él jamás hace ningún comentario sobre fatigas o incomodidades.

Recuerdo uno de los viajes más largos, Roma-Bangladesh, de allí, al día siguiente, nos fuimos a Singapur, a continuación a una isla del Pacífico, creo que era Suva, para saltar a Nueva Zelanda y luego a Australia, donde le esperaban siete millones de kilómetros cuadrados para recorrer en una semana.

Por lo menos llevábamos tres noches sin tumbarnos en una cama; cuando nos decían que había que dormir, lo que teníamos era hambre, y cuando tocaba comer lo que queríamos era dormir. La mente y el organismo estaban trastocados con tanto cambio.

Al llegar a Australia le pregunté al Santo Padre si se sentía cansado y me contestó con total sinceridad:

-Pues mire, no lo sé.

En él, ese no lo sé, significa que ni tan siquiera se pregunta o plantea la posibilidad de estarlo, o más bien, que por estarlo vaya a dejar de hacer lo que tiene que hacer. Es un estar proyectado hacia los demás, olvidado de sí mismo. Come cuando le dicen que tiene que comer, y si es en África comerá la comida africana, y si es en la India los platos picantes propios de aquel país. Y a los pocos minutos ni se acuerda de lo que ha comido. ¡Ni tan siquiera sabemos cuáles son sus platos favoritos! Sencillamente se ignora a sí mismo.

Viaja con lo puesto y una maleta con las sotanas de recambio y, a lo más, otra con libros. Y aquí ya tenemos costumbre de ver cómo viajan y nos visitan Jefes de Estado, porque prácticamente han pasado todos: y todos viajan hasta con un cocinero especial y agua mineral de su pueblo ... En cambio, el Santo Padre.








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