Friday, August 31, 2007
207 - Si me dice una mentira tan desvergonzada
F.H. Drinkwater en su libro “Historias catequéticas”, II, 712, muestra con una anécdota cómo el racionalismo -sólo existe en la realidad lo que mi razón capta y comprende-, es muy limitado en sus conocimientos y, en consecuencia, no puede abarcarlo y entenderlo todo.
Un cabecilla africano hizo amistad con un misionero europeo, y pasaba mucho tiempo preguntándole acerca de las gentes de Europa y sus costumbres.
Sin embargo, cierto día el misionero mencionó que, en invierno, los ríos se helaban a menudo, de tal modo, que podía caminarse por ellos e incluso cruzarlos los coches.
Esto le resultó increíble, y bastó para destruir la confianza del jefe en el misionero.
-Si un hombre es capaz de decirme una mentira tan desvergonzada, ¿cómo podré creer en nada de lo que después me diga?
Existen igualmente misterios en la naturaleza que la ignorancia rechaza, sólo porque no puede comprenderlos, o porque están más allá de su propia experiencia.
Un cabecilla africano hizo amistad con un misionero europeo, y pasaba mucho tiempo preguntándole acerca de las gentes de Europa y sus costumbres.
Sin embargo, cierto día el misionero mencionó que, en invierno, los ríos se helaban a menudo, de tal modo, que podía caminarse por ellos e incluso cruzarlos los coches.
Esto le resultó increíble, y bastó para destruir la confianza del jefe en el misionero.
-Si un hombre es capaz de decirme una mentira tan desvergonzada, ¿cómo podré creer en nada de lo que después me diga?
Existen igualmente misterios en la naturaleza que la ignorancia rechaza, sólo porque no puede comprenderlos, o porque están más allá de su propia experiencia.