Saturday, August 25, 2007
201 - No podrías responder de ti mismo, ni siquiera por esta noche
(Esta anécdota es una escena de la película sobre Tomás Moro "Un hombre para la eternidad" del director Fred Zinnemann, y con guión de Robert Bolt).
Tomás Moro vuelve de hablar con el canciller, Cardenal Wolsey, y en el embarcadero de su casa en Chelsea entra en diálogo con un estudiante recién salido de Cambridge, Richard Rich, que espera que Moro le consiga un puesto en la corte:
-¿Dijisteis que había un puesto?
-¡Ah, sí, si! Puedo ofrecerte un puesto con casa, criada y 50 libras al año.
-¡Cuál? ¿Qué puesto?
-En la nueva escuela.
-¡De maestro!
-Richard, nadie te dará un empleo en la corte.
-Sir Cromwell dijo que haría algo por mi.
-¿Cromwell? Si conoces a Cromwell no me necesitas a mí.
-¡Sir Thomas! Preferiría cien veces, mil veces, tener vuestra ayuda antes que la suya.
-No, para un puesto en la corte.
-¿Por qué no?
-Mira (y le enseña una copa de plata italiana de gran valor que se la acaban de regalar)
-¿Qué es?
-Un soborno. Soy un obsequio de Aberail Machine. Y Aberail Machine tiene un caso pendiente en el tribunal. ¡Plata italiana! ¡Quédatela! No es broma.
-¡Oh, gracias!
-¿Y qué harás con ella?
-Venderla, para comprar un traje decente.
-Pero Richard, esto es un soborno pequeño. En el tribunal te ofrecen toda clase de cosas: propiedades, mansiones, escudos de armas ... Debes ir donde no te tienten. ¿Por qué no ser maestro? Serías un buen maestro, tal vez genial.
-Si lo fuera, ¿quién lo sabría?
-Tú, tus alumnos, tus amigos, Dios. No es mal público ése. Y una vida tranquila.
-¡Hazte maestro!
(...)
En otra escena, Richard entra en el comedor, donde está Tomás Moro cenando, después de la fallida visita del rey.
-Presiento que no soy bien acogido en esta casa.
-¿Por qué? ¿Has hecho algo que no merezca una buena acogida?
-Cromwell está haciendo preguntas sobre vos y sobre vuestras opiniones.
-¿A quién?
-¡A ése! Él es una de sus fuentes.
-Claro, es uno de mis servidores.
-Me miráis como si fuera un enemigo.
-Estás temblando, Richard.
-¡Ayudadme!
-¿Cómo?
-¡Dadme un empleo!
-No.
-¡Dadme un empleo!
-No.
-Os sería fiel
-Richard, no podrías responder de ti mismo ni siquiera por esta noche.
(Y esa misma noche va a ver a Cromwell en una taberna del río y acaba dándole diversa información).