Wednesday, September 05, 2007
211 - La moneda del general Nobunaga
José Luis Martín Descalzo en un artículo en ABC del año 1985 escribe contra la idea de que los hombres nacen y viven determinados por el destino y afirma cómo el elemento principal de toda vida es la libertad:
Recuerdo ahora la historia de la moneda de Nobunaga. El general japonés se enfrentaba, en la pasada guerra, con un ejército muy superior al suyo. Ni él ni sus soldados confiaban en la victoria. Sus tropas, compuestas de gentes del pueblo japonés, fuertemente supersticiosas y fatalistas, estaban seguras de que serían aplastadas materialmente.
Nobunaga, antes de entrar en combate, se dirigió a un santuario sintoísta y allí dijo a sus soldados:
-Ahora rezaremos a nuestros dioses y después lanzaremos una moneda al aire para que ellos nos digan si venceremos o saldremos derrotados. Si sale cara, la victoria es nuestra. Si sale cruz, retrocederemos. El destino nos revelará así su rostro.
Lanzó la moneda al aire y salió cara.
Y los soldados se llenaron de tal ansia de luchar que, aun siendo inferiores en número, consiguieron una espectacular victoria.
A la mañana siguiente uno de los ayudantes dijo a Nobunaga:
-Es cierto, nadie puede cambiar el rostro del destino.
Recuerdo ahora la historia de la moneda de Nobunaga. El general japonés se enfrentaba, en la pasada guerra, con un ejército muy superior al suyo. Ni él ni sus soldados confiaban en la victoria. Sus tropas, compuestas de gentes del pueblo japonés, fuertemente supersticiosas y fatalistas, estaban seguras de que serían aplastadas materialmente.
Nobunaga, antes de entrar en combate, se dirigió a un santuario sintoísta y allí dijo a sus soldados:
-Ahora rezaremos a nuestros dioses y después lanzaremos una moneda al aire para que ellos nos digan si venceremos o saldremos derrotados. Si sale cara, la victoria es nuestra. Si sale cruz, retrocederemos. El destino nos revelará así su rostro.
Lanzó la moneda al aire y salió cara.
Y los soldados se llenaron de tal ansia de luchar que, aun siendo inferiores en número, consiguieron una espectacular victoria.
A la mañana siguiente uno de los ayudantes dijo a Nobunaga:
-Es cierto, nadie puede cambiar el rostro del destino.
-Así es, respondió el general, mientras mostraba a su ayudante una moneda falsa que tenía cara por ambos lados.