Thursday, September 27, 2007

 

231 - Las mulas de Mario

Adrian Goldsworthy en su libro “Grandes generales del ejército romano. Campañas, estrategias y tácticas”, pp. 143-144, explica los modos de actuar de Cayo Mario:





A los soldados se les exigía mucho (en el ejército de Cayo Mario). Lo mismo que cuando estuvo sirviendo como legado de Metelo, Mario continuó concediendo gran importancia a las marchas del ejército con un convoy de bagajes tan mínimo como fuera posible. No estaba permitido lujo alguno, y se esperaba que el legionario transportase a la espalda todo su equipo, pues tenía prohibido conservar esclavos o animales de carga para que le llevasen el peso.

Quizá fue Mario el introductor, o más probablemente quien generalizó, la práctica de que cada hombre llevase suspendida su bolsa de cuero de un palo que portaba sobre el hombro, atado con bastante probabilidad al pilum. Este método permitía deshacerse de la carga a toda prisa. Los legionarios llevaban tanto peso encima que recibieron el apodo de "las mulas de Mario".

El general predicaba siempre con su ejemplo personal, supervisando estrechamente y compartiendo todas las actividades del ejército en campaña, comiendo las mismas raciones que los soldados rasos y viviendo en las mismas condiciones.

Tenía por costumbre inspeccionar personalmente los centinelas del campamento, no porque desconfiara de que sus oficiales no realizaran adecuadamente esa tarea, sino para que los soldados supieran que él no se dedicaba a descansar mientras ellos estaban de servicio. Nunca dejaba de hablar directamente con los soldados de cualquier rango, ya fuera para criticarlos y castigarlos o para alabarlos y recompensarlos.

Se le respetaba como a un comandante duro, pero justo (SALUSTIO, Guerra de Yugurta).








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