Saturday, September 29, 2007

 

233 - Un "Non nobis" y un "Te Deum"

William Shakespeare en el drama "Enrique V", final del acto IV: (después de la batalla de Azincourt, 25.oct.1415, se hace recuento de bajas):





REY ENRIQUE: Esta nota me habla de diez mil franceses tendidos en el campo de batalla. En ese número de muertos se encuentran ciento veintiséis príncipes y nobles portadores de pendón: hay que añadir a esa lista ocho mil cuatrocientos caballeros hidalgos y valientes señores, quinientos de los cuales habían sido hecho caballeros ayer, justamente ... (Entre los muertos está el condestable de Francia, el almirante de Francia, el jefe de los ballesteros, el gran maestre de Francia, el duque de Alenson, duque de Bravante, duque de Bar, muchos condes ...). ¡He aquí una asamblea real de muertos!

¿Dónde está la cifra de nuestros muertos ingleses? (El heraldo le presenta otro papel). Eduardo, duque de York; el conde de Suffolk, sir Ricardo Ketty; David Gam, hidalgo. Ningún otro de nombre. Y del resto, la cifra de veinticinco solamente.

-¡Oh Dios, tu brazo combatía aquí: es a tu brazo sólo, y no a nosotros, al que debemos atribuirlo todo! ¿Cuando si no, sin estratagema alguna, por el hecho del simple choque y del juego natural del combate, se ha visto jamás una pérdida tan grande un lado y tan pequeña de otro? ¡Toma la gloria de ello, Dios mío, pues no pertenece a otros más que Ti!

EXETER: -¡Es maravilloso!

REY ENRIQUE: ¡Vamos, marchemos en procesión hacia la aldea y que se haga proclamar por todo nuestro ejército que hay pena de muerte para quien quiera que se jacte de esta victoria y pretenda quitarle a Dios la gloria que a Él sólo pertenece.

FLUELLEN: Con la venia de Vuestra Majestad, ¿no es lícito dar la cifra de los muertos?

REY ENRIQUE: Sí, capitán; pero reconociendo que Dios ha combatido por nosotros.

FLUELLEN: Sí, tengo la convicción de que nos ha hecho un gran bien.

REY ENRIQUE: Cumplamos todas las ceremonias santas. Que se haga cantar un "Non nobis" y un "Te Deum"; que los muertos sean caritativamente enterrados; luego a Calais, y de allí a Inglaterra, donde no llegaron nunca gentes de Francia más felices.










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