Friday, September 28, 2007

 

232 - Bien, entonces habréis de empezar en seguida

Hacer las cosas cuanto antes, no dejarlas para después, es el tema de esta anécdota recogida por F.H. Drinkwater, en sus “Historias catequéticas”, II, 693:




André Maurois refiere como, al acompañar al mariscal Lyautey en una visita de inspección a Marruecos, observó el interés que el militar prestaba a los más mínimos detalles. Sabía sacar el mayor partido tanto de las personas como de las cosas.

“Un día que cabalgábamos, atravesando un bosque de cedros gigantescos, llegamos a un lugar donde la tormenta había desgajado gran cantidad de árboles. Los nativos habían cortado muchos de ellos y se llevaron parte de la madera caída, de forma que quedaba una gran calva en el suelo. Lyautey, hizo que se aproximara el guarda del bosque, quien con otros oficiales formaba parte de su séquito:

-Mirad -dijo Lyautey-. Tendréis que plantar aquí más cedros.

Sonrió el guarda mientras decía:

-¿Plantar nuevos cedros, señor? Se necesitan dos mil años para que crezca en esta tierra uno de estos árboles.

Lyautey pareció sorprendido durante un momento.

-¿Dos mil años? Bien, entonces habréis de empezar en seguida.








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