Thursday, October 04, 2007
238 - La paciencia del anciano
Bernardo Atxaga en su novela “Un espía llamado Sara”, p. 57, narra una de las misiones que le encomiendan a un espía en la primera guerra carlista:
Su memoria, excitada quizás por los acontecimientos de los últimos días, le trajo de pronto el recuerdo de algo que le había ocurrido con un anciano unos treinta años antes.
El anciano había conseguido aislar unas cuantas truchas en una pequeña poza a la orilla de un río, y pretendía atraparlas achicando agua con un balde.
Impaciente, metiéndose en la poza, él había cogido una de las truchas con las manos, pero con tan mala fortuna que el pez había acabado por escurrirse y volver al agua, no de la poza, sino del río.
-“Hay que tener paciencia. La paciencia es muy importante. Más de lo que parece”, le había dicho el anciano.
Treinta años más tarde, él estaba de acuerdo.
Su memoria, excitada quizás por los acontecimientos de los últimos días, le trajo de pronto el recuerdo de algo que le había ocurrido con un anciano unos treinta años antes.
El anciano había conseguido aislar unas cuantas truchas en una pequeña poza a la orilla de un río, y pretendía atraparlas achicando agua con un balde.
Impaciente, metiéndose en la poza, él había cogido una de las truchas con las manos, pero con tan mala fortuna que el pez había acabado por escurrirse y volver al agua, no de la poza, sino del río.
-“Hay que tener paciencia. La paciencia es muy importante. Más de lo que parece”, le había dicho el anciano.
Treinta años más tarde, él estaba de acuerdo.