Sunday, October 14, 2007
248 - No mates a nadie, hijo
José Luis Martín Descalzo en su libro “Razones para la esperanza”, p. 98:
Leyendo una biografía de ese gran hombre y escritor que es José María Gironella salta a mis ojos una frase y una anécdota que me dejan herido casi toda la jornada.
Era el 6 de diciembre de 1936, y el entonces casi muchacho, cuya vida peligraba en Gerona, ha de huir, montes arriba, hacia Francia. Su padre le acompaña hasta la frontera y, cruzada ésta, le detienen y cachean los gendarmes franceses: en el bolsillo del pantalón hay algo que el escritor no ha visto, algo que, sin él saberlo, ha metido su padre a hurtadillas.
Es un papel que Gironella lee emocionado. Dice sólo:
-No mates a nadie, hijo. Tu padre, Joaquín.
¿Puede darse un consejo más conmovedor, más desgarradoramente humano? ¿No sería más lógico –quiero decir: más normalmente egoísta- que, en plena guerra, ese padre dijera a su hijo, cuida tu vida, o ten cuidado no te maten?
(...). No se pueden tener las manos limpias hoy. Nadie las tiene. Todos somos, de algún modo, responsables de esa gigantesca matanza (guerras, terrorismos, hambres, etc...).
Leyendo una biografía de ese gran hombre y escritor que es José María Gironella salta a mis ojos una frase y una anécdota que me dejan herido casi toda la jornada.
Era el 6 de diciembre de 1936, y el entonces casi muchacho, cuya vida peligraba en Gerona, ha de huir, montes arriba, hacia Francia. Su padre le acompaña hasta la frontera y, cruzada ésta, le detienen y cachean los gendarmes franceses: en el bolsillo del pantalón hay algo que el escritor no ha visto, algo que, sin él saberlo, ha metido su padre a hurtadillas.
Es un papel que Gironella lee emocionado. Dice sólo:
-No mates a nadie, hijo. Tu padre, Joaquín.
¿Puede darse un consejo más conmovedor, más desgarradoramente humano? ¿No sería más lógico –quiero decir: más normalmente egoísta- que, en plena guerra, ese padre dijera a su hijo, cuida tu vida, o ten cuidado no te maten?
(...). No se pueden tener las manos limpias hoy. Nadie las tiene. Todos somos, de algún modo, responsables de esa gigantesca matanza (guerras, terrorismos, hambres, etc...).