Wednesday, May 07, 2008
259 - No tengo necesidad
De un suceso real:
Ocurrió en el sudoeste de Kenia, en una zona apartada del país. Allí algunas tribus indígenas viven todavía en un estado muy elemental; apenas conocen la civilización, y conservan muchas costumbres y usos tradicionales, con gran orgullo de su raza.
Un día, un misionero encontró a uno de estos indígenas en el camino. Estaba erguido, apoyado en su lanza. El misionero le saludó, hablaron, y poco después, le preguntó:
-Y tú, ¿rezas?
Aquel hombre contestó inmediatamente:
-No, no tengo necesidad.
A su vez preguntó al misionero:
-Y tú, ¿cuántas mujeres tienes?
-Ninguna, porque soy sacerdote.
-Y, ¿cuántos hijos tienes?
-Ninguno, porque soy sacerdote.
-Y cabezas de ganado, ¿cuántas tienes?
-No tengo ninguna, porque soy sacerdote.
-Entonces -concluyó el indígena-, tú eres el que tiene que rezar.
Ocurrió en el sudoeste de Kenia, en una zona apartada del país. Allí algunas tribus indígenas viven todavía en un estado muy elemental; apenas conocen la civilización, y conservan muchas costumbres y usos tradicionales, con gran orgullo de su raza.
Un día, un misionero encontró a uno de estos indígenas en el camino. Estaba erguido, apoyado en su lanza. El misionero le saludó, hablaron, y poco después, le preguntó:
-Y tú, ¿rezas?
Aquel hombre contestó inmediatamente:
-No, no tengo necesidad.
A su vez preguntó al misionero:
-Y tú, ¿cuántas mujeres tienes?
-Ninguna, porque soy sacerdote.
-Y, ¿cuántos hijos tienes?
-Ninguno, porque soy sacerdote.
-Y cabezas de ganado, ¿cuántas tienes?
-No tengo ninguna, porque soy sacerdote.
-Entonces -concluyó el indígena-, tú eres el que tiene que rezar.