Sunday, August 17, 2008
264 - Con admiración y calma
De un artículo de una revista deportiva sobre el jugador de fútbol Telmo Zarraonaindía:
En Munguía, el sitio donde vivió, fue como es lógico, el lugar donde más se vivían las hazañas de Telmo Zarraonaindía y, a la par, donde más se mantuvo la calma.
Así su padre ni siquiera escuchó por la radio el partido España-Inglaterra del Mundial de Brasil (junio de 1950), y cuando los amigos irrumpieron en la estación de tren para anunciarle el triunfo y gol de su hijo, don Telmo sólo sonrió y dijo:
-¡Ah!, ¿con que Telmo?, y siguió vendiendo billetes.
Poco tiempo después, sufrió una lesión, y pasó unos días en Munguía. Un amigo de la infancia, que se ganaba la vida como chófer, le preguntó por la causa de la escayola.
-Pues jugando a la pelota..., le dijo Telmo.
El otro le cortó:
-¡Pero Telmo! ¡A tu edad jugando a la pelota! ¡Tienes ya que sentar la cabeza, hombre ...!
En Munguía, el sitio donde vivió, fue como es lógico, el lugar donde más se vivían las hazañas de Telmo Zarraonaindía y, a la par, donde más se mantuvo la calma.
Así su padre ni siquiera escuchó por la radio el partido España-Inglaterra del Mundial de Brasil (junio de 1950), y cuando los amigos irrumpieron en la estación de tren para anunciarle el triunfo y gol de su hijo, don Telmo sólo sonrió y dijo:
-¡Ah!, ¿con que Telmo?, y siguió vendiendo billetes.
Poco tiempo después, sufrió una lesión, y pasó unos días en Munguía. Un amigo de la infancia, que se ganaba la vida como chófer, le preguntó por la causa de la escayola.
-Pues jugando a la pelota..., le dijo Telmo.
El otro le cortó:
-¡Pero Telmo! ¡A tu edad jugando a la pelota! ¡Tienes ya que sentar la cabeza, hombre ...!