Wednesday, November 19, 2008
291 - Sólo me arrodillo ante Dios
Vincent Cronin en su “Biografía íntima de Napoleón Bonaparte”, p. 36, cuenta una reacción del futuro emperador:
Conocemos tres incidentes auténticos de los años de Brienne. El primero corresponde al periodo inicial, cuando Napoleón tenía nueve o diez años. Había infringido cierta norma, y el profesor a cargo impuso el castigo acostumbrado: tenía que usar orejas de burro y cenar arrodillado junto a la puerta del refectorio.
Todos miraban cuando Napoleón entró, vestido con un tosco lienzo pardo en lugar del uniforme azul. Se lo veía pálido, tenso, la mirada fija al frente.
-¡De rodillas, señor!
Ante la orden del seminarista, Napoleón cayó presa de súbitos vómitos y de un violento ataque de nervios. Golpeó el suelo con los pies y gritó:
-Tomaré mi cena de pie, no arrodillado. En mi familia nos arrodillamos sólo ante Dios.
El seminarista trató de obligarlo, pero Napoleón rodó por el suelo, sollozando y gritando:
-¿No es verdad, mamá? ¡Sólo ante Dios! ¡Sólo ante Dios!
Finalmente, intervino el director y suprimió el castigo.