Monday, December 01, 2008

 

297 - Se acabará para la Concepción

Efrén de la Madre de Dios en “Vida y tiempo de Santa Teresa”, pp. 813-841, narra la fe y la constancia de la santa en la construcción del nuevo convento de Malagón, en 1579. Tenía ya 64 años y llegó bastante enferma:


Ni su enfermera la pudo contener. La primera mañana se puso a inspeccionar la construcción del nuevo convento. Estaba esbozado por ella, y los trazadores de doña Luisa de la Cerda lo habían calculado minuciosamente en un presupuesto que aún se conserva, firmado por “Nicolás de Vergara, maestro mayor de la santa iglesia de Toledo”.

Desde la plaza del pueblo hasta las afueras en el altozano, la Madre con su bastón se acercaba a ver las obras y dar el empuje conveniente. Los oficiales le dijeron que era menester más de medio año para que las monjas se pudiesen trasladar. Ana (de San Bartolomé, su enfermera) confiesa “que era verdad lo que los oficiales decían”.

La Madre replicó con mucha seguridad que “se había de hacer de manera que para la Concepción (faltaban sólo diez días hábiles) se pasasen las monjas.

Espantáronse los oficiales cuando tal oyeran –añade la testigo- por parecerles imposible: “y aún yo me espantaba también de haberla visto la noche antes tan mala y tan inhabilitada de sus miembros, y de verla que parecía no tenía mal, según el ánimo y aliento que mostraba”.

(…) (Santa Teresa trabajaba también).

Diose la “vejezuela” tan buen arte, que el convento quedó acabado para el día predicho, “y habiéndose acabado de acomodar el mismo día de la Concepción –añade la enfermera-, en la noche le tornó el mesmo mal y tullimiento en los huesos y dolores, ni más ni menos que lo que tuvo cuando llegó del camino”.

El 8 de diciembre se trasladaron las monjas al nuevo convento con gran solemnidad, después de haber morado durante diez años cabe la plaza del pueblo.








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